En contra de la avioneta

Si me siguen en twitter (@PabsNYC) sabrán que una de mis cruzadas fútiles es erradicar el uso de la palabra avioneta. Las otras son los Crocs y la piña en la comida de sal pero esas no vienen al caso. No estoy solo en esa batalla; muchos compañeros de la comunidad aeronáutica también se oponen al uso de esa palabra y existen razones de peso para ello.

Casi siempre el primer argumento que me dan es que la palabra avioneta está avalada por la Real Academia Española y me dan un enlace a su definición en el diccionario. Pareciera que eso fuera suficiente para determinar la idoneidad del uso de una palabra pero no lo es. La Real Academia avala muchas palabras y en eso tienen razón: la palabra avioneta existe y puede ser usada. Si no lo fuera entonces no podría yo escribir  una frase tan certera como “su epitafio dice ‘Fue fusilado por decir avioneta'”. Sin embargo, que una palabra exista y que su uso sea apropiado son dos cosas diferentes. Un ejemplo es la palabra antisísmico que se usa para referirse a las construcciones que están diseñadas para soportar las cargas de un movimiento telúrico. Esto es incorrecto porque nada es antisísmico; es decir, nada puede evitar un sismo, o al menos no en la actualidad. La palabra correcta entonces es sismoresistente. Pasa lo mismo con la palabra avioneta: existe pero no debe ser usada, nunca, bajo ninguna circunstancia.

Otra razón que me han dado para justificar el uso de ese término grotesco es semántica y va más o menos así: una camioneta es un camión pequeño entonces una avioneta es un avión pequeño. Siguiendo esa lógica entonces una carro pequeño como un Smart sería una carreta, o un patín pequeño sería una patineta. Ninguna de esas cosas es cierta, luego podemos sacar con confianza la palabra avioneta de nuestro vocabulario para referirnos a los aviones ligeros.

Una de mis reservas más grandes con el uso de esa palabra es que realmente no describe un objeto. Se supone que una avioneta es un avión pequeño, pero ¿qué tan pequeño debe ser el avión? ¿Es un Cessna 172 una avioneta? ¿Un F-16? ¿Un DC-3? ¿Un Embraer 190? ¿Cuántos motores debe tener una avioneta? Porque el Cri-Cri tiene dos.

Parece haber consenso en que un monomotor de instrucción es una avioneta pero también lo he leído para referirse a aviones mucho más grandes y complejos. Tal vez es una de esas cosas que no se puede definir sino que uno la reconoce cuando la ve pero eso tampoco justifica que la usen para referirse a aviones de transporte. Y no es que no exista una diferencia entre aviones de diferentes tamaños porque claramente la hay. En aviación el límite está dado por el peso (menos de 12,500 lbs), número de sillas (menos de 9 sin incluir la tripulación), y que su operación no incluya maniobras acrobáticas. Incluso en años recientes se ha creado una nueva categoría para la aviación deportiva y esos aviones son aun más pequeños con un peso máximo de 1,430 lbs y un solo motor. Pero en ningún lugar de las regulaciones aeronáuticas se habla de avionetas porque el término no es lo suficientemente específico.

Finalmente, la principal razón por la que me opongo a su uso es que casi siempre es despectivo. En los medios usan la palabra solo para describir accidentes entonces se ha generalizado la idea de que los aviones ligeros son muy peligrosos. Hay evidencia de esto: en días recientes El Tiempo publicó un tweet en el que reportaban el accidente de una avioneta que resultó ser un 727. En cambio cuando el Solar Impulse realizó su famoso vuelo alrededor del mundo usando solo energía solar, todos los medios lo describieron como un avión. El sesgo es bastante claro e injusto y el caso del Solar Impulse demuestra que sí nos podemos referir a todos esos bellos aparatos como aviones.

En conclusión, no vuelvan a decir avioneta. No es necesario. Y si lo dicen cerca a alguien que trabaje en aviación pueden esperar una respuesta parecida a la que me dieron la única vez que lo hice en un taller de mantenimiento en Guaymaral: “ingeniero, ¿dónde le ve las tetas?”